Pedro Nolasco Sanchez



El Padre Pedro Nolasco Sánchez fue el 4º Párroco titular de Táriba desde 1859 (ejerció como interino desde Noviembre de 1858), hasta mediados de 1877 cuando falleció. La labor del levita generó una positiva respuesta en la comunidad de esta ciudad.
El párvulo, como se decía hace doscientos años, nació muy probablemente cerca del veintiuno de Enero de 1815, hijo de María de Jesús Devia y José de Jesús Sánchez, sus padrinos: Luciano y Juana Paula Chacón. Algunos datos sobre su origen aparecieron en un periódico de Táriba a finales de 1907. El Tipógrafo, órgano de la Tipografía Torbes, publica una nota con el título de "Datos para la Historia, de los Venerables Curas de Táriba”. Citamos: "En Noviembre de 1858 se encargó como Cura interino el Pbro. Pedro Nolasco Sánchez, natural de 'El Auyamal' (Aldea Fical) de esta jurisdicción."
Lamentablemente no hemos obtenido noticias, sobre la vida de este sacerdote, anteriores al momento en que llega como interino a la parroquia. Táriba, en aquellos tiempos a una hora de camino de San Cristóbal, apenas alcanzaba los límites de lo que hoy se conoce como casco central, esto es, entre las calles 1 y 8, y entre las carreras 1 y 8; con la extensión hacia "El Zulia" por donde salía el camino hacia Palmira, Capacho y Colón. La Iglesia Parroquial había sido edificada por el Padre Francisco Martínez de Espinoza hacia 1690 (en la actual Plaza Miranda), con las lógicas modificaciones y ampliaciones para la época del Padre Sánchez.
El 18 de Mayo de 1875, durante su mandato parroquial, a las once y media de una tranquila mañana, ocurre el llamado terremoto de Cúcuta, que ocasionó severos daños en la mayoría de pueblos tachirenses. En Táriba, aunque hubo pocas víctimas, la población se vio muy afectada pues dos terceras partes de los inmuebles se derrumbaron, entre ellos el Templo.
Sigamos la narración aparecida en un número extraordinario, el 3º, del Boletín Comercial, publicado para distribución gratui­ta entre los clientes y amigos del negocio del Sr. Jose Trinidad Colmenares, Don Trino, el 23 de Septiembre de 1896, con motivo de la exhumación y traslado de los restos del Padre Nolasco. "La gente da pasos inseguros pues la tierra aún se movía con frecuen­cia. Se veía por las calles un hombre venerable, en hábito talar, empolvado y desgreñado, la cabeza descubierta y un crucifijo en la mano, que pasando por los lugares mas peligrosos y acercándose a todos los grupos que encontraba, pronunciaba palabras de alien­to y de perdón, exaltaba a todos a la caridad y daba ejemplo procurando socorro a los mas abatidos. Y conminaba a la muchedum­bre a refugiarse en las plazas donde el peligro era menos; y allí, en medio de una numerosísima concurrencia de pueblo, de todas las edades y sexos, pues el peligro hermanaba y nivelaba las clases verdaderamente, mandó que todos se arrollidaran y descubrieran, y en nombre del Dios de las Misericordias, de quien era ministro, impartió la absolución llamada 'in articulo mor­tis', como si todos se hallaran próximos a morir."
Poco después inició la construcción de una Capilla en donde hoy se encuentra la Plaza Bolívar. La obra, modesta en proporcio­nes y calidad, es la que encuentra el Padre Briceño (sería Monse­ñor años mas tarde), en 1904 cuando llega como párroco de Táriba.
En 1877 durante el mes de Mayo el Padre Pedro Nolasco cumple con sus deberes como Pastor de la Sultana del Torbes (así se le llamaba a fines del siglo pasado a Táriba), pero en los primeros días del mes de Junio las actividades son cumplidas por el Padre Rafael Romualdo Bonilla (También natural de Táriba). El 8 de Junio, a las 8 de la noche, luego de recibir los Santos Sacramen­tos de la Penitencia, Viático y Extremaunción, fallece después de atender la Parroquia durante casi diecinueve años. El día si­guiente, el Padre Bonilla hizo oficios de sepultura eclesiástica cantados por mayor y el cadáver fue conducido al cementerio general de la ciudad.
En Marzo de 1895, el Nº 29 de el Boletín Comercial reseña la constitución de una Junta cuya responsabilidad sería el traslado de los restos del Padre Sánchez a la Iglesia Parroquial. El 3 de Octubre del mismo año, nuevamente el Boletín Comercial, refiere las actividades cumplidas los días 22 y 23 de Septiembre. El 22 una comisión integrada, entre otros, por el Párroco Fabriciano Albornoz, el presidente del Concejo Municipal y el Jefe Civil asistió a la exhumación de los restos (dice el Acta levantada en la ocasión que se reconocieron inmediatamente por la copa que en representación del Cáliz se había colocado). El cortejo que se dirigió a la Iglesia lo iniciaba el ataúd en hombros de señores distinguidos, luego las señoritas Hijas de María en desfile abierto en alas, después "Todo lo demás de la buena sociedad...y el pueblo, el pobre pueblo" (sic). Tomó la palabra en las ex­equias el Doctor Santiago Briceño Ayesterán. El día 23, en una Iglesia ambientada predominantemente con guirnaldas negras y llena "de bote en bote" se llevó a cabo la inhumación, pronun­ciando la oración fúnebre el Padre Vélez.